Frustración carlista
Después del llamado "abrazo de vergara", los carlistas comprendieron que ninguna futura tentativa de someter a España a los principios del Antiguo Régimen tendría posibilidad de éxito, además soplaban vientos de modernidad, la industrialización de Bilbao y Barcelona había comenzado, el socialismo cobraba importancia entre el escaso proletariado español.
Nacionalismo vasco
Surgía en Europa otro pensamiento, si se le puede llamar así, que pronto fue abrazado por muchos de los desencantados del carlismo. El nacionalismo como ideología opuesta al socialismo trata de aunar a las clases sociales antagónicas (burguesía y proletariado) bajo la idea romántica de un sólo pueblo que lucha por mantener su idiosincrasia frente a los cambios del mundo moderno y a las influencias externas.
Un país, una idelogía
Pronto la emergente burguesía vasca, y tambien la catalana, comprendió la importancia del nacionalismo y se unió a él frente al proletariado socialista y comunista (el anarquismo nunca tuvo mucha influencia en las vascongadas). No en vano era un excelente aglutinante, aunaba los diferentes anelos, tradicionalismo e independentismo, en uno solo y disolvia las contradicciones de clase.
Un maqueto adocrinando a honrados trabajadores vascos
El enemigo de mi amigo...
A partir de ese momento, los antiguos carlistas se unirán con todo aquel que fuera antiespañol, incluso con sus enemigos socialistas y llegarán a luchar contra Franco, aunque muchos de sus ideales coinciden, en ese sentido se da una inversíón: los que deberían haber compartido bando se enfrentaron, de hecho el PNV de Álava, partido muy minoritario en la provincia luchó con los nacionales y más tarde el Gobierno vasco quiso unirse al caudillo cuando todo estaba perdido. Dos ideologías profundamente católicas lucharon hasta la derrota de una de ellas, no hubo compromiso.
De esta nueva derrota surgirá ETA pero esa es otra historia.
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