sábado, 10 de diciembre de 2011

URDANGARÍN Y LA EXTRAÑA FAMILIA

”La liberacion de la mujer es casarse bien” dijo Nancy Reagan en frase memorable que pasará a los anales del pensamiento feminista. No estoy de acuerdo... tambien es la liberación del hombre, hay que andarse con mucho ojo para casarse hoy en día y, tanto para el hombre como para la mujer, un mal paso en este terreno puede resultar fatal.



Si para cualquier persona la elección de la pareja es custión de gran importancia, para los miembros de la casa real lo es de manera extraordinaria pues es simplemente vital para su supervivencia como representantes de la Nación. En realidad esta es su función más relevante: casarse y reproducirse, las funciones políticas que la constitución les otorga se derivan de esta función primordial.


Podemos decir parafraseando a la Sra. Reagan que no ya la liberación sino la simple supervivencia de la Casa Real consiste en que sus miembros se casen bien. Pero ¿que podemos esperar de un Borbón? Lo único en lo que no podían fallar, lo único que tenían que hacer bien, lo único que les aseguraba la supervivencia: casarse bien, es lo que han hecho mal.


La más mona de las dos princesas eligió por marido a un guapote deportista hijo de una conocida familia independentista vasca, miembros conspicuos del PNV,  partido heredero del carlismo y claro, con esos antecedentes ¿que puede importarle a Urdangarín poner en peligro el futuro de la familia real española? El vascorro consorte ha hecho todo lo que se podía pedir para hacer temblar los débiles cimientos de una institución nunca bien vista, aunque tolerada por los españoles.

Del principe Felipe diré que podía haber escogido para esposa cien princesas europeas o incluso asiáticas bellas, inteligentes, con clase, con inmensas fortunas, pero he aquí que con tanto donde elegir, ha preferido a una buscona (como diría my abuela, una gran feminista tambien como la Reagan) de clase media-baja de insopotable caracter, discutible belleza y... Ay, eso si, innegable inteligencia.

No se equivocó Carrillo con el apodo ”el breve” sólo que no era al padre sino al hijo al que esaba dirijido, a la tercera va la vencida, y si no al tiempo.

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