HEREJÍA CÁTARA
Aunque tuvo su mayor auge en la
región de la Provenza, el catarismo se expandió hasta el norte de Italia, con espacial relevancia
en Milán por el Este y hacia Aquitania por el Oeste, llegando a establecerse en
lugares tan alejados como Colonia en la actual Alemania.
Los Bearneses abrazaron la
religión de los Buenos hombres casi
con el mismo entusiasmo con el que lo hicieron sus vecinos provenzales con
quienes compartían cultura y lengua (el occitano) así como relaciones políticas
de vasallaje con el reino de Aragón.
LOS HUGONOTES
Siglos después la llama de la
herejía volvió a prender en el espíritu rebelde de los pirenaicos bearneses que
se adhirieron a la nueva herejía protestante y especialmente el calvinismo que
tuvo en El Bearne y en La Baja Navarra su bastión más recalcitrante.
Existe un hilo conductor entre
una y otra herejía: la animadversión que provocaba en el espíritu sencillo de
los aldeanos y burgueses de las ciudades y pueblos pirenaicos el boato, el lujo
y la obstentación de los que hacía gala el clero católico.
TILH
En el límite de la frontera de El
Bearn, la pequeña aldea de Tilh fue testigo de las Cruzadas contra los cátaros
y de las sucesivas guerras de religión que asolaron la Francia del siglo XVI.
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